domingo, 14 de junio de 2009

EL PATRIOTISMO Y LA PAZ UNIVERSAL



Por JOSÉ MORALES MANCHEGO


El patriotismo, en su dimen­sión más sencilla, es el amor a la tierra que nos vio nacer y crecer. Podría decirse también que es el sentimiento que nos lleva a ser útil a la patria. En ese sentido, el patriotismo se mide por los servicios prestados al país, ya sea mediante la ciencia, la política, las bellas artes o el trabajo en general, sin olvidar que los méritos patrióticos están en relación directa con el desapego al simple y efímero provecho personal. La grandeza del Libertador Simón Bolívar está en su amor por la patria, que lo llevó no sólo a sacrificar su cuantiosa fortuna, sino a jugarse la vida para liberarla de la dominación colonial. En sentido inverso, cuan funesto es aquel que genera una mala imagen de su patria, cometiendo desmanes administrativos, negociados y defraudaciones que le restan dinero a la salud, a la educación y al mejor estar de los más necesitados. Son tales indelicadezas, unidas a la falta de una sólida conciencia nacional, las que han permitido que nuestro país llegue a la dolorosa situación en la cual se encuentra, ofendido por aquellos que no han entendido que "La política es el arte de conservar en paz y grandeza a la patria, mas no el vil arte de elaborar una fortuna a sus expensas", como aseveraba José Martí.
Indudablemente, de esta pesadilla de corrup­ción y de violencia vamos a salir algún día. Para ello es necesario apoyar a la Corte y a la Fiscalía en su empeño valeroso de hacer algo por depurar las costumbres políticas. Así mis­mo es indispensable levantar el orgullo y el sentimiento patriótico. Pero esto no supone el planteamiento geopolítico de atizar los conflic­tos con otros países, para tender un velo sobre los problemas fundamentales que aquejan a nuestros pueblos. El amor a la patria no puede llevarnos a olvidar que también somos ciuda­danos de una patria universal, que debe en­contrar su fundamento en el sentido humano de la fraternidad y de la solidaridad internacio­nal. De esta manera, la idea humanitaria de una patria universal no suprime la idea de Nación. Marco Aurelio decía: "Como antonino mi patria es Roma; como hombre, lo es el mundo".
El hombre puede desarrollar el amor por su país y al mismo tiempo defender el derecho de todos los pueblos a la autodeterminación y a la no intervención. No es necesario negar la pa­tria para ser ciudadano universal. Los seres humanos tenemos que caminar en esa direc­ción. Impulsemos esa idea sin descanso, hasta que llegue el día en que a los conflictos entre los hombres del mismo país o de países distintos, suceda el sentimiento del interés común de todos los pueblos. Entonces podremos disfru­tar como ciudadanos del mundo, de la armo­nía y de la paz universal.

No hay comentarios: