Desde los albores de la
humanidad el hombre fue seducido por el deseo de elevarse y moverse, por medio
de alas, sobre el flujo de los vientos.
En aras de ese anhelo el ser pensante miraba con envidia el ánsar indio que
volaba por encima del Himalaya; el cisne cantor, llamado el jumbo de las aves
acuáticas; la chova piquigualda que aleteaba sobre el Everest; el cóndor
andino, la más grande de las aves voladoras, o cualquier ave capaz de surcar el
firmamento. Esa obsesión de volar le abrió al hombre caminos imaginarios para
dominar los aires y navegar entre las nubes y el cielo de la libertad.
Dice la historia que el
pionero de la aviación fue el genio florentino del Renacimiento, Leonardo Da
Vinci con sus máquinas voladoras; sin embargo, en los relatos mítico
encontramos al ingenioso Dédalo que fabricó unas alas, se las pegó con cera en
el cuerpo e hizo lo mismo con su hijo Ícaro, quien se elevó demasiado en el
espacio sideral, con el infortunio de que el calor del Sol le derritió la cera,
se le desprendieron las alas y se precipitó al mar en lo que podría llamarse el
primer accidente aéreo de la historia universal.
Como se puede apreciar,
los sueños que precedieron a la aviación nacieron en la mente de hombres
intrépidos, como intrépidos fueron los que el 5 de diciembre de 1919 fundaron
la Sociedad Colombo-Alemana de Transportes Aéreos (SCADTA), la primera empresa
de aviación de Barranquilla y América Latina, que se perfiló como agente del
desarrollo comercial. Sus fundadores fueron: Werner Kaemmerer, Albert Tietjen,
Arístides Noguera, Cristóbal J. Restrepo, Rafael María Palacio, Stuart Hosie,
Jacobo Correa y Ernesto Cortissoz “El conquistador de utopías”, ungido como
presidente de la compañía y frater de alto grado en la Francmasonería.
Al recordar ese feliz
momento en que Barranquilla vio volar las gaviotas del ensueño, recuerdo
también que en el Cementerio Universal, ataviado de lirios y cayenas, hay un
monumento funerario para honrar la memoria de los mártires de la aviación, que
entregaron su vida en aras de una causa decisiva para que el progreso de
nuestro país se posicionara en el cuadrante de la historia y pudiera franquear
los umbrales de la modernidad. En el accidente aéreo acaecido el 8 de junio de
1924 perdieron la vida: Ernesto Cortissoz, Albretch Nikisch Von Roseneck,
Cristian Meyer, Fritz Trootst, Hellmuth von Krohn y Guillermo Fitcher. Ese día la radiante utopía se transformó en
dolor y llanto, pero ellos, los navegantes del martirio sellaron con su muerte
la culminación de sus ideales. Entonces sus almas se elevaron al cielo después
de regar por el mundo las auroras de una empresa promisoria, que en el año de
1939 se transformó en AVIANCA.
Este poemario es una
edición conmemorativa de los 100 años de SCADTA, que en sus páginas guardará
para siempre el recuerdo del homenaje que le brindó la Sociedad Hermanos de la
Caridad el 5 de diciembre de 2019, en una noche de intensidad lírica y
artística, donde brilló la fulgurante poesía a cargo de Gustavo Taboada
Mendoza, Lucía Armella González y Eduardo Berdugo Cuentas. El “Gran Recital
Arte in memoriam” esta vez se llamó, “Entre las nubes y el cielo de la
libertad”. La programación fue la siguiente: 1. Himno Nacional de la República
de Colombia e Himno de Barranquilla; 2. Presentación de la “Marcha Turca” de
Wolfang Amadeo Mozart, ejecutada por la niña Ana Sofía Lasso Morales; 3.
Proyección de dos videos: uno sobre el accidente del hidroavión Junkers F13
“Tolima”, elaborado por el Grupo de
Investigación Hangar Colombia, y el otro sobre la aviación en Barranquilla,
elaborado por la Universidad del Norte; 4. Palabras de Jorge Cortissoz; 5.
Peregrinación al mausoleo en honor a los pioneros de la aviación en Colombia y
colocación de un arreglo floral; 6. Lectura de poemas; 7. Palabras del Gran
Maestro de la Gran Logia del Norte de Colombia, Álvaro Cañavera Zapata; 8.
Entrega de pergaminos a las familias de los pioneros de la aviación en
Colombia; 9. Presentación musical a cargo del Colegio Alemán; 10. Clausura. Es
de anotar que el 2 de diciembre de 2019, en el marco de la conmemoración, se
llevó a cabo en la Biblioteca Pública Julio Hoenigsberg, la conferencia:
“Ernesto Cortissoz en el centenario de SCADTA”, a cargo de Jaime Cortissoz.
Finalmente, mis
agradecimientos a la Sociedad Hermanos de la Caridad, lumen de la educación y
la cultura, que nos facilita el lápiz y el papel, y nos presta los espacios con
todo lo divino y lo humano que brilla en el escenario teatral, para que el Gran
Recital Arte in Memoriam llene, con sus resplandores, la atmósfera del “Camposanto
de la Libertad”.
Gracias a los familiares
de los fundadores y mártires de la aviación, que nos honraron con su presencia,
al igual que la Asociación Colombiana de Aviadores Civiles. Todos ellos
visitantes ilustres, imposible de nombrarlos sin caer en el riesgo de incómodas
omisiones.
Gracias a los poetas y
artistas, que con su palabra encantada y la rapsodia de sus versos llenaron el
aire con el sublime aroma de la libertad.
Gracias al Gran Arquitecto
de la euritmia universal por crear a esos seres de pico y pluma, que con su
vuelo inspiraron a hombres intrépidos para que surcaran los espacios, sintieran
el placer de las alturas y nos dejaran un mundo poblado de historias y
recuerdos, de triunfos y naufragios, pero que al final se salvaron del olvido y
ganaron con su obra el sueño de la inmortalidad.
JOSÉ MORALES MANCHEGO
Barranquilla, marzo del
año 2021
Editorial del poemario "Gran Recital Arte in Memoriam" No. 13