sábado, 30 de diciembre de 2017

Del exilio a la inmortalidad




La Biblioteca Pública Julio Hoenigsberg, la Gran Logia del Norte de Colombia y la sesquicentenaria Sociedad Hermanos de la Caridad le franquean la entrada al XIII Gran Recital Arte in Memóriam, evento que se realiza cada año para conmemorar a un personaje de la región, que haya dejado en la Historia la huella perenne de sus intensidades.
El personaje escogido para este año es el fundador del Colegio Americano, Adam Erwin, un salvado de las aguas nacido en Irlanda, quien estuvo a punto de perecer en un naufragio, del cual fue el único sobreviviente de los tripulantes del barco.
De ahí en adelante, buscando ensueños de beatitud, abrazó el apostolado misionero y se dedicó a enseñar, muy lejos de su tierra natal.
Hablar de Erwin es hablar del exilio y por tanto del dolor que produce la separación y la ruptura de tipo existencial. Pero el dolor, cuando vibra con pulsación de gloria, puede sublimarse en la creatividad. Por eso Erwin pudo volar a las alturas del recuerdo, en alas de la libertad, hasta edificar su propia escuela y ofrecer la más bella de las oraciones para entrar en comunión con  los seres humanos en el altar de la tolerancia y la fraternidad.  La escuelita que fundó oficiaba en una modesta casa de paja donde el distinguido maestro enseñaba a los niños que no tenían acceso a los caudales del sistema educacional.
Erwin atendió la escuela hasta edad avanzada. En los postreros años de su existencia, agobiado por las enfermedades, entregó su proyecto educativo a la Iglesia Presbiteriana como probatura de su trascendental y elevado pensamiento.
Erwin murió el 13 de marzo de 1898, pero en su paso por la Tierra dejó una estela luminosa matizada por su espíritu de servicio y sus valores ciudadanos. El náufrago del siglo XIX pudo emerger a la vida en una especie de viaje iniciático, que lo condujo a su crecimiento espiritual y a la creación de esa gran obra: el Colegio Americano, que lo inmortalizó en la conciencia colectiva con la potencia de un sueño triunfal. 
Por eso, el recital que hoy inauguramos se titula: “Del exilio a la inmortalidad”. 
Esta vez nos convoca la música y la poesía, como elucubraciones del espíritu, que hacen furor en este lugar donde palpamos con nitidez la fragilidad de la vida y sentimos la necesidad de dejar una obra útil como recuerdo de nuestro paso por la Tierra.
Hoy, el resplandor de la palabra poética estará a cargo de: Sonia Solarte Orejuela, Nora Carbonell, Margarita Galindo, Carmen Cecilia Morales, Elvira Restrepo Perdomo, Miriam Castillo Mendoza, Astrid Pedraza De La Hoz, Socorro Santis de Ávila, Rosa Peñaranda Castillo, Diana Margarita Juliao Urrego, Nury Ruiz Bárcenas, Zuga Zucchini, Eduardo Rafael Berdugo Cuentas, Frank Pereira Hennessey, Edgardo Ponce Sandoval, Tito Mejía Sarmiento, Federico Santodomingo y Alberto Contreras Mercado.
Ellos con los acordes melodiosos de la palabra encantada nos demostrarán que  “El verso pone en el corazón de la muerte la flecha palpitante de la vida”, como dijera José María Vargas Vila en las vibrantes páginas de su Libre Estética[i].
Al frente de la partitura estará el “Cuarteto Contratiempo”, integrado por los maestros del arte sonoro: Arthur Díaz, Diana Mejía, Luvin Yanes y Jennifer Ramírez.
El arte de cantar, como forma elevada del lenguaje, se expandirá en la atmósfera con el galope de las brisas y la voz de la escritora Socorro Santis de Ávila, para cristalizar el vínculo de la música con la poesía, y sentir el linaje del bolero y los acordes sostenidos del verso.
Finalmente, al son de la agrupación musical “Killa Band”, dirigida por el maestro Antonio Ramos Pulido, viviremos momentos de intensidades sonoras en la propia dimensión del misterio.
Bienvenidos a este camposanto de la libertad, orlado de lirios y acacias, que resaltan la majestuosidad  del mármol y de las tumbas. En este ámbito sacrosanto de paz, tolerancia y libertad, las galantes escenas del arte y las bellas letras nos recuerdan que la salvación del hombre está en la cultura. Es decir, en la creatividad.
Por tanto, en su paso por la Tierra el ser humano debe ser útil y dejar una obra que lo inmortalice en la conciencia colectiva de la humanidad. Eso fue lo que hizo Adam Erwin, quien llegó a Barranquilla desde lejanas tierras, creó las bases materiales y filosóficas de una institución educativa, y de manera fulgurante voló “del exilio a la inmortalidad”.
José Morales Manchego

(Editorial del Poemario No. 12: Gran Recital Arte in Memoriam. Barranquilla, 22 de diciembre de 2017)



[i] Vargas Vila, J. M. Libre Estética. Editora Beta, Medellín, Colombia, 1974. P. 112.

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