Contemplar un arrebol
a orillas del Danubio, en compañía del ser amado, es disfrutar en el mundo real
los ensueños de la vida; pero sentir las alegrías y tristezas, las aflicciones
y congojas de fantasmas y espectros que deambulan, impresionando las
conciencias, es el verdadero connubio con la muerte.
He aquí la audaz aventura plasmada en
un libro donde los difuntos expresan, desde el más allá, los placeres de la
vida y las angustias de su desintegración física en el marco estrecho de un
sarcófago. Se trata de la obra titulada:
Reflexiones de ultratumba, del
escritor Ibaldo Fandiño, quien narra con la suficiente claridad de su prosa,
los aconteceres en los predios de “la muerte, la más aterradora de las
enfermedades”, como dijera Epicuro, el filósofo griego del hedonismo racional.
El libro se desarrolla en dos planos
entrelazados: uno filosófico y el otro investigativo o de pesquisas, con tinte
policial, que intenta resolver el enigma de un manuscrito depositado en la
tumba de Ernst Wagen, y extraviado el día de su exhumación, cuya búsqueda recorre toda la novela para
darle una especial fisonomía a la estética literaria. Es de anotar que este episodio de carácter
simbólico culmina en la dimensión más alta de la investigación, alimentada por la
voluntad y la constancia hasta alcanzar
el acercamiento progresivo a la verdad y llegar luego a la divulgación
del patrimonio interior como magia del conocimiento que se cristaliza en el
esfuerzo editorial.
La idealización artística de la obra recrea pasiones
eróticas de extraños esplendores. Las
tensiones de ultratumba se conjugan con lo insólito del sexo. Todos sabemos que
las escenas sexuales son tópicos comunes
entre los vivos, pero no es un juego natural entre los muertos, como sucede en
el mundo fantástico plasmado en esta obra, donde la sensualidad, el éxtasis y los
imperiales mandatos del instinto forman parte de las emociones de ultratumba,
como emanaciones de la conciencia, alimentada por un concepto de la vida.
En el plano filosófico, la novela es
un oleaje que se mueve entre los delirios de la fantasía y los vaivenes
poéticos del pensamiento de Nietzsche, que marcan el derrotero cultural de la obra
para buscar profundidades en el misterio de la muerte.
Soltar las impetuosidades reflexivas
sobre la fugacidad de nuestro paso por la tierra es un imperativo de este libro,
que nos pone a oscilar en un mundo mágico pendular entre la fantasía y la
realidad, con un trasfondo formativo,
lleno de enseñanzas esparcidas en medio de una sociedad plagada de violencia,
combates improcedentes e irracionales, muertes producidas en el fragor de la
batalla, ejecuciones, llanto y sangre derramada que moja los surcos e inunda el
cuerpo de víctimas inocentes de una guerra fratricida.
El mismo texto de Ibaldo Fandiño nos
pone en el umbral de la reflexión cuando asevera, desde sus primeras páginas: “La
muerte no es como la imaginaba, creía que era una forma de conocer los secretos
de la historia, un modo de recorrer el mundo desde sus inicios, un espíritu vagando
por el sendero de la tradición. Ahora me doy cuenta que únicamente somos la
crónica que dejamos en nuestro paso por la vida”.
Finalmente, dejo las Reflexiones de ultratumba en las manos
del público lector al que Ibaldo Fandiño
dedicó sus desvelos, para que disfrute las disquisiciones filosóficas,
las historias bien contadas y el vibrar de la poesía, en aras de rescatar el
texto como placer.
José Morales Manchego
(Prólogo a la primera edición del libro de Ibaldo Fandiño: Reflexiones de ultratumba: SantaBárbara Editores. Barranquilla, 2017).
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