martes, 30 de diciembre de 2008

DISCURSO DEL MUY RESPETABLE GRAN MAESTRO EN EL CIERRE DE SESIONES ORDINARIAS DE LA GRAN LOGIA DEL NORTE DE COLOMBIA


¡Queridos Hermanos de la Gran Logia del Norte de Colombia¡ Reciban un fraternal saludo y muchas felicitaciones por la maravillosa labor que acaban de cumplir.
La Gran Logia del Norte de Colombia es el órgano legislativo de la transparencia y de la honestidad. Y digo esto, porque en este foro de la disquisición jurídica, donde se trazan derroteros de la sabia jurisprudencia, brilla la democracia, la tolerancia y la libertad. Aquí las discusiones y los acuerdos fluyen sin falacias ni componendas. En este Templo de la libertad sólo brilla la inteligencia, cuyos efluvios ideológicos se manifiestan en dilucidar ideas con el solo propósito de sacar adelante a la Augusta institución.
Hoy, Queridos Hermanos, quiero referirme a una enseñanza litúrgica que se expresa de la siguiente manera:
“Los maestros viajamos del Occidente al oriente, y del Norte al Mediodía para esparcir por toda la tierra la luz masónica y unir lo que está separado”[1].
He aquí el planteamiento central de mis palabras, que voy a analizar en dos partes, porque el tema es interesante y de candente actualidad.

1. “ESPARCIR LA LUZ MASÓNICA POR TODA LA TIERRA”.

Esa, queridos hermanos, es una de las tareas que tiene que cumplir cualquier hermano que se proclame Masón. La Masonería no puede seguir viviendo encerrada, en una especie de añejamiento, como para que sus ideales huelan a polvo de catafalco.

La Masonería de hoy tiene que buscar la experiencia social en incesante renovación de conceptos y valores. Ya sabemos que en el perpetuo devenir del universo, nada es estable, todo cambia, como decía, 500 años antes de Cristo, Heráclito, el gran filósofo griego, defensor de la teoría de la constante mutabilidad de la materia y de que el fuego es su elemento primordial.

La Masonería no puede permanecer impasible frente al estado de cosas que lacera las entrañas de nuestra patria. Los Masones tenemos que mantener una posición crítica ante la sociedad profana. De lo contrario también seremos responsables de la crisis que padece nuestro pueblo. Tenemos que hacer de la Masonería de la era planetaria un compromiso. Vamos a retomar los caminos de una Masonería emancipadora. Una masonería que pueda dar cuenta ante la historia, de la realidad regional, nacional y mundial, cuyos órdenes se encuentran quebrados en la esfera de lo ecológico, de lo moral y de lo estético.

Para ello es necesario sacar a orear nuestras ideas. En ese sentido se necesita que hagamos foros con participación de Masones y de la sociedad civil, en los cuales se jalone el desarrollo regional y la problemática colombiana en general. La Masonería tiene que trabajar por el advenimiento del nuevo orden social que requiere nuestra patria, la cual debe encaminarse por un sendero de paz, democracia y libertad, diferente al camino que buscan los nuevos mesías con perfiles monárquicos e ínfulas de sátrapas.

La Masonería nuestra debe liderar contribuciones originales e innovadoras. Para ello, las distintas Logias jurisdiccionadas a la Muy Respetable Gran logia del Norte de Colombia enviarán a la Gran Maestría copia de las Planchas que se expongan en sus Tenidas Ordinarias y Extraordinarias. Esto con el fin de someterlas a consideración de los distintos comités editoriales de los órganos de divulgación que tienen la Gran Logia y la Sociedad Hermanos de la Caridad. Esperamos que el trabajo en las Logias se encamine a esos menesteres. No olvidemos que la creatividad y la pulcritud hacen atractiva a la Masonería. Todo esto se hará sin descuidar el trabajo simbólico, puesto que toda la problemática del mundo se puede ver y estudiar a través de nuestras categorías, de nuestros símbolos, de nuestra metodología y de nuestras herramientas. Lo que tenemos es que saber articularlos con la realidad y activar nuestros trabajos.

La plenitud de la Masonería no podrá surgir de trabajos rutinarios. Toda nuestra acción debe estar encaminada hacia la perfección individual y la emancipación de la sociedad. Una Masonería que se dice adogmática y progresista no puede creer en las supuestas virtudes de quienes han hundido al mundo en la maldad y en la sangre. Por eso, la crisis de la Masonería, que es la crisis de la Modernidad, se resolverá por la vía del pensamiento crítico de la sociedad, respetando, claro está, la libertad de tendencias que se puedan dar en el seno de la Augusta Institución.

No olvidemos que la Masonería es la conciencia despierta de la humanidad. Por eso trabajamos de medio día a media noche, porque mientras el resto del mundo duerme, nosotros velamos y seremos siempre los guardianes de su conciencia dormida. Nadie duda de que nosotros los Masones discutimos y elaboramos ideas en el seno de nuestros Talleres. Pero eso no es suficiente. Tenemos que incidir en la sociedad con esas ideas, a través de los medios de comunicación. Pero esto no es suficiente todavía. Tenemos que acompañar esas ideas con la acción propia que demandan los hechos sociales y el ejemplar comportamiento del Masón comprometido con sus ideas y con sus valores. Vamos a abrir paso a una Masonería más comprometida, que deslinde claramente campos con el vicio y la corrupción social. Y aquí todos tenemos la oportunidad y la posibilidad de participar en esa lucha de alguna manera.

En ese proceso tenemos que crecer cuantitativa y cualitativamente. Pero esto no supone basarse en el ciego principio de la sumatoria aritmética. Debemos saber que en política Masónica hay que ir más allá de la simple operación de la suma. A veces nuestra visión nos dice que tenemos que hacer uso de la física y entonces nos encontramos con el paralelogramo de fuerzas y aprendemos que cuando los vectores tiran para lados diferentes, la resultante puede ser igual a cero.

2. “UNIR LO QUE ESTÁ SEPARADO”.

Todos sabemos que el fin esencial de la Masonería es el perfeccionamiento integral de cada uno y de todos los Masones. Principio normativo de esa filosofía es apartar todos los odios y buscar la solución racional de los problemas. El Masón debe dedicar su acción a atemperar los espíritus y fijar la senda del progreso dentro de la fraternidad y en medio de la convivencia social. Esta obligación se acrecienta cuando se tienen cargos de responsabilidad, porque entonces, en la pirámide del mando, los derechos se estrechan y los deberes se ensanchan.

Los Grandes Maestros y las Respetables Logias que engalanan la historia de este Gran Oriente, han señalado el sendero. Ahora me toca impulsar esta nave y llevarla a puerto seguro. Esto lo haré en compañía de todos los hermanos que llevan dignamente el título de Masón y que tienen el entusiasmo necesario. Vamos a ponerle entusiasmo a nuestros trabajos, porque sin entusiasmo no se puede servir a hermosos ideales.
Por eso tenemos que consolidar la unidad de la Gran Logia del Norte de Colombia.
En cada uno de los hermanos de la Gran Logia del Norte de Colombia existen ideales que pueden vibrar al unísono. Hay muchas cosas que nos unen. Pero, como es obvio, también hay aristas que nos separan. Trabajemos con entusiasmo en lo que nos une. Pero también trabajemos en esas aristas que nos separan y nos impiden avanzar hacia metas superiores.

Queridos hermanos: Voy a cerrar el periodo de sesiones ordinarias de esta Gran Logia, que ha sido muy fructífero. Pero en la próxima tenemos que ser mejores. No olvidemos la consigna que nos llevará a la victoria: Por encima de las dificultades, hacia la unidad.

Para todos, un abrazo fraternal y muchas gracias.

JOSÉ MORALES MANCHEGO
Gran Maestro



[1] Gran Logia del Norte de Colombia. Liturgia del Grado de Maestro. Barranquilla, 1998. P. 64.

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