sábado, 10 de abril de 2010

SOCIEDADES DEMOCRÁTICAS EN EL ESTADO DE BOLÍVAR



JOSÉ MORALES MANCHEGO



Por su condición de terminal para las flotas transatlánticas, las principales ciudades del Estado de Bolívar se convirtieron en residencia de comerciantes vinculados a los negocios de importación y exportación. Dichos negocios dejaban jugosas ganancias, razón por la cual las capas dirigentes de la región tomaron el comercio internacional como su ocupación fundamental.

En esas circunstancias, los artesanos de la comarca debieron sentir en forma cruda el impacto de la libre importación. Sin embargo, desde los albores de la segunda mitad del siglo XIX se fueron aglutinando en sociedades que al parecer tendían a defender sus malogrados intereses. De esa manera vemos surgir la primera Sociedad Democrática de Artesanos de Cartagena, simultáneamente al nacimiento del semanario La Democracia, cuyo primer número apareció el 10 de abril de 1849.

Por su parte, la Sociedad Democrática Momposina se instaló el 24 de febrero de 1850, y la del Carmen de Bolívar se inauguró el 26 de mayo de ese mismo año. En esa época se instalaron sociedades similares en Barranquilla y otras poblaciones de reconocida importancia desde el punto de vista de la composición social artesanal.

Para finales de 1849 surgieron tensiones fuertes en la Sociedad Democrática de Cartagena por la petición de un grupo de artesanos a la Cámara de Representantes para un aumento de los derechos de importación de artefactos extranjeros. Ante tal petición, el grupo nuñista de intelectuales argumentaba en contra de los artesanos diciéndoles que como consumidores se beneficiarían con la libre importación, porque los productos extranjeros llegarían más baratos (1). El problema estaba en que los artesanos para poder consumir tenían que vender su producción y el libre cambio les quitaba esa oportunidad.

En febrero de 1850 estalló una crisis en la Sociedad Democrática Cartagenera, que desembocó en la disolución de la asociación. La causa fue el ningún interés de los políticos incorporados en ella, que solo tomaban empeño cuando de cuestiones partidistas se trataba. Por eso, en muchas ocasiones, los intereses de los artesanos fueron abandonados, como lo manifiesta el periódico El Porvenir cuando en 1850 asevera: "..... i esos artesanos honrados, aplicados i patriotas, pero pobres, han sido abandonados a sus solos recursos en las ocasiones más importantes” (2). Con todo eso, en abril de ese mismo año la Sociedad Democrática Cartagenera fue revivida con clases gratuitas para adultos, los martes y viernes de cada semana, en un salón de la Escuela Normal.

El año de 1854 fue de tensión, guerra y frustración para los artesanos. Es de resaltar que para esa época fungía como Presidente de la Provincia de Cartagena el general Juan José Nieto (masón) quien apoyaba la revolución de José María Melo, llamado por algunos historiadores "el Che Guevara del siglo XIX", quien elevó al poder la protesta de los artesanos contra el libre cambio, bajo un gobierno caracterizado como artesanomilitar. Pero esta revolución quedó desbandada el 4 de diciembre de 1854. Entonces comenzó la represalia sangrienta, que en la región de Mompós tuvo manifestaciones extremas. En consecuencia, los artesanos fueron perseguidos y las sociedades democráticas vetadas por un tiempo.

Pasada la tromba contrarrevolucionaria, las sociedades democráticas volvieron a la vida legal con el objetivo principal de difundir las luces, "pues es de este modo que pueden comprender sus deberes y hacer respetar los derechos que la misma Constitución i leyes le demarcan" (3). Son muy dicientes esas palabras del Presidente de la Sociedad Democrática de Cartagena en una carta que ofrecía el apoyo de la Sociedad de Artesanos al Gobierno del Estado para el sostenimiento de la Constitución y las leyes. Otra cosa pensaban los verdaderos artesanos, que siempre consideraron como lesivas las leyes que venían deteriorando su situación económica y social.

Conclusivamente podemos afirmar que las Sociedades Democráticas de nuestra región, como las de todo el país, fueron organizadas, al estilo de los clubes parisinos de la época, por intelectuales críticos, con fines de alfabetización y cultura en clases nocturnas. Pero en su esencia eran foros políticos dirigidos por personas que preparaban a los artesanos para ponerlos al servicio de sus intereses políticos y económicos, ligados al comercio internacional, sin preocuparse por la situación social de nuestros productores ni por cumplirles sus promesas de protección aduanera, consolidando así al país como dependiente de los grandes centros industriales del capitalismo mundial.

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1.Fals Borda, Orlando. El presidente Nieto. Historia Doble de la Costa. Carlos Valencia Editores, Bogotá, 1981, p. 104 A.
2.El Porvenir, No. 25. Cartagena, 5 de marzo de 1850.
3.Gaceta de Bolívar. Cartagena, 28 de diciembre de 1868.