Por JOSÉ MORALES MANCHEGO
El ser humano utiliza para comunicarse, desde los más simples toques, pasando por los signos, símbolos, palabras y conductas, hasta los más avanzados y modernos sistemas que, a través de sofisticados ordenadores y máquinas electrónicas, facilitan la relación interpersonal. Una de las más elementales formas de comunicación la constituyen los gestos, ese lenguaje silencioso, pero de tanta significación, con el que, sin mediar palabras, se pueden anteponer barreras o abrir espacios a una relación laboral, política, de amor o de amistad. En ese sentido, se puede decir que un gesto acerca o aleja. De ahí que muchas veces una mirada basta para establecer limitaciones; pero también, muchas veces, una mirada es suficiente para despejar el camino hacia la ilusión buscada. Si nos remontamos en el tiempo, fácilmente podemos intuir que los seres humanos de las primeras edades se comunicaban con gestos. En esa forma se dieron los primeros diálogos de los recién encontrados habitantes del maravilloso mundo, donde se originó el homo sapiens. Lo mismo sucedió en el Nuevo Continente, cuando el abismo de incomunicación que separaba a indígenas y europeos fue allanado por los gestos, hasta que las lenguas extranjeras se enseñorearon sobre los valles, las montañas, los llanos y los riscos, constituyéndose en un elemento de destrucción de las lenguas aborígenes en territorios amerindios.
La acción social más importante que tienen los seres humanos es la comunicación. Ella es indispensable en toda experiencia que se lleve a cabo entre personas. Hombres y mujeres la utilizan para entenderse acerca de algo y realizar sus distintas actividades en el mundo de la vida. En otras palabras, los diversos tipos de acción social necesitan de la comunicación como metalenguaje que sirve para explicar, manifestar, anunciar, noticiar, dialogar, propagar y muchas cosas más.
Los gestos generalmente son de fácil interpretación. Es cierto que algunos son extraños e indescifrables, como el de la "Gioconda", el retrato más famoso de toda la historia de la pintura, que sobresale no sólo por su innovadora técnica, sino por el misterio de su sonrisa legendaria. Pero hay también muchos gestos convencionales, que pasan por encima de las diferencias culturales para expresar alegría, pena, furia, asco, sorpresa o miedo. Por eso se dice que en el silencio el cuerpo humano habla. En ciertas ocasiones, sentarse o pararse en un sitio determinado, o no cumplir una cita y dejar la silla vacía, son hechos suficientes para comunicar deseos o sentimientos, ante los cuales las palabras y las letras resultarían menos elocuentes. Estos ejemplos nos muestran la importancia de los gestos, los cuales juegan un papel fundamental, no sólo en las relaciones interpersonales, sino también en los grandes acontecimientos de la vida nacional e internacional. Por tanto, es necesario saber descifrar ese lenguaje, para comprender mejor las intenciones que compendia. Lo ideal sería que siempre se usara para proporcionar satisfacciones o placeres; pero como sabemos que no siempre ocurre así, cuando los gestos impliquen disgustos, no se debe dejar la intriga abierta. En estos casos, el diálogo es el camino sugerente para evitar que estalle un conflicto bajo el silencio comunicativo de los gestos.
Los gestos generalmente son de fácil interpretación. Es cierto que algunos son extraños e indescifrables, como el de la "Gioconda", el retrato más famoso de toda la historia de la pintura, que sobresale no sólo por su innovadora técnica, sino por el misterio de su sonrisa legendaria. Pero hay también muchos gestos convencionales, que pasan por encima de las diferencias culturales para expresar alegría, pena, furia, asco, sorpresa o miedo. Por eso se dice que en el silencio el cuerpo humano habla. En ciertas ocasiones, sentarse o pararse en un sitio determinado, o no cumplir una cita y dejar la silla vacía, son hechos suficientes para comunicar deseos o sentimientos, ante los cuales las palabras y las letras resultarían menos elocuentes. Estos ejemplos nos muestran la importancia de los gestos, los cuales juegan un papel fundamental, no sólo en las relaciones interpersonales, sino también en los grandes acontecimientos de la vida nacional e internacional. Por tanto, es necesario saber descifrar ese lenguaje, para comprender mejor las intenciones que compendia. Lo ideal sería que siempre se usara para proporcionar satisfacciones o placeres; pero como sabemos que no siempre ocurre así, cuando los gestos impliquen disgustos, no se debe dejar la intriga abierta. En estos casos, el diálogo es el camino sugerente para evitar que estalle un conflicto bajo el silencio comunicativo de los gestos.
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