Por JOSÉ MORALES MANCHEGO
El descubrimiento de América es un proceso social que tiene su momento estelar el 12 de octubre de 1492. Sin embargo, frente a esta aseveración ha surgido una corriente de pensamiento que propone otra denominación para el gran acontecimiento, argumentando que antes de Cristóbal Colón llegaron otros pueblos al continente que hoy se conoce con el nombre de América. En efecto, hay muchas teorías, hipótesis y leyendas sobre los supuestos predecesores de Colón, siendo, la mayoría, simples conjeturas basadas en la interpretación de textos, frases y nombres geográficos. Una de esas curiosas elucubraciones es la que considera que América fue poblada en una primera etapa por una colonia desgajada de la Torre de Babel. La segunda etapa de ese poblamiento se habría producido con personas escapadas de Jerusalén después de la destrucción de la ciudad en tiempos de Sedecías, último rey de Judá. Dejando a un lado esas conjeturas, resulta que los predecesores reales de Colón fueron los vikingos, los cuales colonizaron la costa nororiental de Norteamérica, sin mayores consecuencias. Con base en esta teoría, apoyada en los hallazgos arqueológicos del siglo XX, se puede decir que antes de Cristóbal Colón llegaron a América otros exploradores; pero históricamente se considera que el descubrimiento de América se llevó a cabo el 12 de octubre de 1492, porque en ese momento la llegada de los españoles y de otros pueblos cobró la trascendencia de un verdadero hecho histórico. Ahora bien; ¿Qué es un hecho histórico? No se necesita ser muy perspicaz para saber que la vida humana está constituida por una infinidad de hechos sociales, muchos de los cuales son intrascendentes. Sin embargo, hay hechos sociales que toman características especiales para el devenir de la sociedad. Cuando esto sucede estamos ante un hecho histórico. Por ejemplo, el matrimonio de dos personas comunes y corrientes es un hecho que no tiene mayor trascendencia histórica. Pero si se trata de un matrimonio como el de Femando de Aragón e Isabel de Castilla, se registra como un hecho histórico, porque ese matrimonio jugó un papel esencial en la unificación de los reinos de Castilla y Aragón, lo cual fue de mucho valor para la empresa de Conquista y Colonización de América.
Algo parecido sucedió con el paso de Julio César por el Rubicón, ese pequeño río de los Apeninos, que separaba a Italia de la Galia Cisalpina. Resulta que César, procónsul de las Galias, a pesar de la prohibición del senado romano, cruzó el riachuelo con sus tropas en el año 49 a. de J. C. Ese fue el momento en que César pronunció su famosa frase: "Alea jacta est" ("La suerte está echada") y emprendió la marcha sobre Roma y la guerra civil contra Pompeyo. Pero lo importante del ejemplo es mostrar que el acontecimiento del cual se ocupa la historia es "el paso de Julio César por el Rubicón". Sin embargo, César no fue el primero en pasar el Rubicón. Antes de él ya lo habían pasado muchas personas, por tratarse de un riachuelo sin ningún peligro. No obstante, la historia no se ocupa de las personas que lo pasaron antes, sino del paso de Julio César, porque ese paso fue de trascendencia histórica. Es, mutatis mutandis, lo que ocurre con el descubrimiento de América, hecho que franqueó los límites de su contorno espacial y de su propia temporalidad para incrustarse en otros espacios y en otros tiempos. No se niega que antes de los españoles llegaron otras personas a lo que hoy es América, pero el descubrimiento como hecho histórico se produjo el 12 de octubre de 1492, como culminación de un proceso complejo en el cual se fueron madurando las condiciones sociales, políticas, económicas y culturales, hasta tal punto que ya se habían superado las ideas de Tales, quien creía que la Tierra rotaba en el agua como una galleta. Para ese momento histórico se había desarrollado bastante la navegación, y el naciente capitalismo estaba ávido de oro, de encontrar nuevas rutas comerciales y de explorar nuevos territorios. No se puede ser tan simplista al definir el descubrimiento por los que llegaron primero. Ni es de los buenos entendedores de las ciencias sociales decir "el mal llamado descubrimiento", simplemente por una tardía indignación histórica o una hipercrítica masoquista. Es necesario comprender que el cambio de las palabras no cambia la esencia de las cosas. Es más, las categorías de cualquier ciencia no se caracterizan por su forma, sino por su contenido. De ahí que todo el mundo sabe que la palabra átomo significa indivisible. Así lo consagró la filosofía de la antigua Grecia; asi lo afirmaba Demócrito 400 años antes de Cristo; y así fue entendido durante mucho tiempo por los sabios de la humanidad. Pero a finales del siglo XIX, la Ciencia estableció que el átomo está integrado, a su vez, por numerosas partículas. Sin embargo, los científicos de hoy no dicen "el mal llamado átomo". Ellos lo denominan respetuosamente átomo, y tienen bien claro que no es una partícula indivisible. Decir descubrimiento de América no quita que este acontecimiento esté colmado de injusticias y de agravios para los pueblos que sufrieron la conquista y colonización. La utilización del término "descubrimiento" no es mejor ni peor que el de "encuentro". No olvidemos que esos dos vocablos también vinieron con el conquistador. Si usamos uno o usamos otro, de todas maneras, como decía Pablo Neruda, "se llevaron el oro y nos dejaron las palabras". En síntesis, la idea de rechazar el 12 de octubre de 1492 como la fecha del descubrimiento, nace porque se mira el gran acontecimiento como un hecho aislado y fortuito, desprovisto de toda su sistémica compleja. El descubrimiento de América es un proceso que tiene su momento estelar el 12 de octubre en Guanahaní, cuando la bota española se posó en las arenas del Nuevo Mundo. Y ese hecho histórico del descubrimiento, por Cristóbal Colón, es el que nos debe ocupar, estudiándolo y analizándolo para comprenderlo en toda su dimensión histórica, con sus aspectos positivos y negativos, sin dejarnos arrastrar por la Leyenda Negra o la Leyenda Rosa, dos enfoques que conducen al fanatismo sobre la conquista y colonización de América.