JOSÉ MORALES MANCHEGO
En la Costa Caribe de Colombia abundan zonas en las cuales el paisaje y el ambiente en general se prestan para dar libre juego a la imaginación y a la inventiva fantasiosa. Tales son por ejemplo los valles de los ríos y las ciénagas, donde se presentan fenómenos de óptica y de acústica muy singulares. En ese contexto se habla de supersticiones; de las brujas que succionan la sangre a los niños por el cordón umbilical; de la llorona loca; de la chancletona que se oye de noche cuando camina en los salones de la escuela; de los mohanes que asaltan a los que andan solos por los campos; del caballo sin cabeza; de las aventuras amorosas del espíritu de Juan Lara; del enyerbado al que le hicieron crecer un mico dentro de la barriga; de los parroquianos que tienen aseguranzas para evitar peligros, alejar a los enemigos y conseguirse a la mujer deseada; de las pitonisas y profetas del destino que leen la suerte en los residuos de una taza de café; de la bruja Lucrecia que hizo un hueco en el cerro de la Popa, y allí orinó siete veces con lo cual desencadenó la peste del cólera sobre la ciudad de Cartagena; de la gallina negra con polluelos de oro que cloquea en la plaza de la Iglesia, y del osado que afirma haberle cogido un pollito, y que al despuntar el sol el pollito desapareció de sus manos. Estos, y muchos más, son hechos elocuentes de ese mundo encantado del Caribe colombiano(1).
No hay en la Costa un solo paraje, donde no existan historias fantasmagóricas, creencias en curanderos, magos, ensalmistas y todo lo que tiene que ver con los llamados fenómenos paranormales. Así mismo no hay un país en el que no haya existido magia a lo largo de su historia. Pero en el caso de la Costa Caribe colombiana, esa forma de incidir en el mundo que nos rodea, constituye una cosmovisión que cobró más vigor con el sincretismo generado al ponerse en contacto las creencias mágicas de los indígenas, negros y cristianos. Se sabe que la mentalidad del indio era mágica, como también era mágica la mentalidad del negro traído de África. Lo que se quiere ocultar con un velo de clásica falacia es el hecho de que el cristianismo tampoco se apartaba sustancialmente de ese mundo maravilloso y encantado de los negros e indígenas. Por eso el cristianismo al propagar la idea de que el mal, representado en el demonio, se adentraba en el cuerpo humano y que solo era expulsado por los exorcistas, profundizó la concepción mágica de negros y aborígenes. En nuestro medio, el cristianismo estimulaba la magia al dar falsas explicaciones a fenómenos naturales. Así por ejemplo, el Tribunal del Santo Oficio de Cartagena sindicaba como brujas o hechizados a los enfermos mentales y a los epilépticos. Todas estas circunstancias afianzaron los prejuicios y contribuyeron para que en la zona se fortaleciera la magia.
La Iglesia se oponía a la magia(2); pero esa oposición no era de fondo. Los textos bíblicos relatan que los antiguos sacerdotes hebreos practicaban la hechicería como profesión oficial legitimada por el propio Dios. El Antiguo Testamento es claro sobre los procedimientos mágicos desplegados por Aarón, Moisés y otros profetas. Y como si fuera poco, en el Levítico se encuentran numerosas prescripciones sobre la magia medicinal, que en nada se diferencian de los ritos de cualquier brujo o hechicero(3). El Nuevo Testamento contiene muchos relatos sobre las prácticas curativas de Jesús, quien entre los judíos gozaba de la reputación de mago(4), mientras que en el bando de los fariseos era considerado el propio jefe de los demonios(5). Toda esta argumentación demuestra que la Iglesia siempre ha practicado la magia. Sin embargo, en aras de afianzar su poder espiritual y su influencia en la sociedad, sus mismos sacerdotes perseguían a los hechiceros no oficiales. Es decir a los curanderos y encantadores populares.
Por eso, en la fascinante región del Caribe colombiano, el desarrollo de la magia llegó a manifestaciones exageradas, incrementándose la creencia en brujas, duendes y toda clase de fantasmas y apariciones, según queja presentada en 1868 por el gobernador de la provincia de Barranquilla en su informe a la Asamblea Legislativa(6).
Hoy, no obstante el desarrollo de la ciencia y la tecnología, en las ciudades caribeñas la magia sigue vigente. De esa manera, cuando se trata de resaltar a los hombres positivos, que emplearon toda su energía en el desempeño de su oficio, la imaginación costeña se expresa de manera fabulosa. Leamos lo que dice Amaury Díaz Romero rescatando la opinión de nuestros contemporáneos, cuando se refieren a don Germán Vargas (q. e. p. d.), ilustre escritor y periodista del diario El Heraldo: "Hoy, once años después, me dicen que escuchan, a media noche, el teclear de la vieja máquina de escribir que su familia conserva. Otros, en El Heraldo, aseguran verlo caminar sin pisar piso, como sostenido en el aire, deambulando en la sala de redacción, no como un vulgar fantasma, sino como un personaje salido de los cuentos de Edgar Allan Poe"(7). No hay duda de que estas son creaciones fantásticas de la mentalidad caribeña, a las que los intelectuales de la región buscan darle credibilidad mediante los recursos del arte y la literatura.
Si bien es cierto que muchos de los pánicos de antaño han desaparecido, los distintos procedimientos mágicos se siguen realizando, sobre todo en zonas atrasadas, donde la gente vive aferrada a primitivos conceptos, supersticiones e ideas fantasmagóricas. En efecto, hay gente que prefiere el brujo a los médicos, porque esos personajes, mediante trucos y artificios, impresionan la imaginación del paciente y sus allegados, infundiéndole credibilidad en la superstición y en la brujería. Esto ha generado un choque de mentalidades entre la medicina moderna y la hechicería. Otras veces se amalgama la magia con la medicina moderna. Así vemos que en el mal de ojo el campesino utiliza la droga al mismo tiempo que aplica el secreto, sin que esto implique contradicción con su fe religiosa, puesto que la magia es parte integrante y esencial de todas las religiones(8).
En la sociedad costeña la magia asociada a la religión ha invadido las distintas ramas de la actividad económica; la defensa de la salud; el mundo de las relaciones como el amor y la amistad; y los instantes vitales del individuo, como la gestación, el nacimiento y la muerte. Esa estructura mágico-religiosa ha constituido un régimen de seguridad personal y social de muchas comunidades por la necesidad de amarrarse a autoridades sobrenaturales. Además, muchos relatos y leyendas regionales han servido para introducir suspenso y misterio a una dura realidad, que de otra manera estaría confinada a las limitaciones aburridas de un mundo natural incomprendido y de una existencia social que para muchos se torna cada vez más desconcertante.
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1 Véase: Zapata Olivella, Manuel. En Chimá Nace un Santo. Seix Barral. Barcelona, agosto de 1964; Pinzón, Martín Alonso. Núñez: Amante y Brujo. Ediciones Tercer Mundo. Bogotá, 1975. p. 101; Orozco Cantillo, Martín. Horizontes Culturales del Caribe Colombiano. Edit. Librería Vida. Barranquilla, 2002.
2 Levítico, Cap. 19, versículo 31 y Cap. 20 versículos 6 y 27.
3 Levítico, Cap. 14, versículos 2-7.
4 Ambelain, Robert. Jesús o el Secreto Mortal de los Templarios. Ediciones Martínez Roca. Barcelona, 1999. pp. 139-152.
5 San Mateo, Cap. 9, versículo 34.
6 Gaceta de Bolívar. Cartagena, 27 de agosto de 1868.
7 Díaz Romero, Amaury. 11 años de la muerte de Germán Vargas. El Heraldo Dominical. Barranquilla, 28 de julio de 2002.
8 Sokovieds. V. F. Mngia Negra y Magia Blanca. Editorial Lautaro. Argentina. 1965. pp. 55-79.
1 Véase: Zapata Olivella, Manuel. En Chimá Nace un Santo. Seix Barral. Barcelona, agosto de 1964; Pinzón, Martín Alonso. Núñez: Amante y Brujo. Ediciones Tercer Mundo. Bogotá, 1975. p. 101; Orozco Cantillo, Martín. Horizontes Culturales del Caribe Colombiano. Edit. Librería Vida. Barranquilla, 2002.
2 Levítico, Cap. 19, versículo 31 y Cap. 20 versículos 6 y 27.
3 Levítico, Cap. 14, versículos 2-7.
4 Ambelain, Robert. Jesús o el Secreto Mortal de los Templarios. Ediciones Martínez Roca. Barcelona, 1999. pp. 139-152.
5 San Mateo, Cap. 9, versículo 34.
6 Gaceta de Bolívar. Cartagena, 27 de agosto de 1868.
7 Díaz Romero, Amaury. 11 años de la muerte de Germán Vargas. El Heraldo Dominical. Barranquilla, 28 de julio de 2002.
8 Sokovieds. V. F. Mngia Negra y Magia Blanca. Editorial Lautaro. Argentina. 1965. pp. 55-79.
1 comentario:
siempre tuve ganas de viajar a colombia. tengo muchos amigos que me han mostrado lo lindo que tiene el pais. tenia pensado Viajar a San Francisco este año pero quizás cambie de parecer... veré que destino es el indicado!!
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