Prólogo
El libro de Silvia Patricia Miranda contiene
enseñanzas y misterios más allá del velo musical de las palabras. Tiene vestigios
del saber filosófico que busca el acceso a lo íntimo y sagrado de la verdad como
esencia oculta de la naturaleza y del espíritu.
En esa búsqueda, Silvia ha volado como un cisne sobre
los mares para engullirse el mundo y exhalarlo en la poesía. Viajera
incansable. Ha recorrido valles y
montañas, riscos y acantilados, para sentir de cerca los dolores de la tierra. A
ritmo de sueños y esperanzas aprendió a ensimismarse en las doctrinas
orientales y a quedarse extasiada en la belleza de natura para llegar a la noción
de lo supremo. Por eso el primer capítulo del libro tiene el ingrediente
temático de ahondar en el origen y evolución del cosmos presentado con la
intensidad rítmica del verso. En su poema
“La grandeza de lo simple” se palpa la Divina Esencia encarnada hasta en las
pequeñas cosas. He aquí el cantar de la
poeta viajera cuando dice: “En el navío del saber he anclado mi bandera / y la
luz de la verdad la engrandeció;/ he descubierto a Dios en una roca/ y al
hacerlo, / él también me descubrió”/.
Entonces la poetisa deja los celestes prados y se
sumerge en el vértigo de su propia existencia para seguir cantando, “en esta
vida sin razón”, a la soledad y a la tristeza, donde se topa con “un dios entristecido por su yermo vacío”. Ahí, al pie
de su pedestal, le canta al “amor,/ esquiva chispa que se oculta/ detrás de la
ternura, la inocencia o el perdón”. Luego le canta a la muerte y da lecciones
de vida para llegar al ámbito solariego a recrear momentos familiares y seguir
la búsqueda interior, tratando de aliviar el dolor personal y el dolor colectivo
con lágrimas que lavan el alma y versos que son terapias para moldear el
espíritu.
Entusiasta y osada, Silvia es una poeta naciente que se
acerca al ideal de lo bello. Con este libro, la poeta se embarca en su velero
de ensueños para reconocer los valores del universo y dejar que las musas suelten
sus lágrimas para convertir los dolores
en versos.
José Morales Manchego
27 de diciembre del 2020
1 comentario:
Gracias, mi apreciado maestro Morales.
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