miércoles, 14 de agosto de 2013

El Dios de la Masonería




José Morales Manchego


La idea nuclear de este artículo gira en torno al concepto de Gran Arquitecto del Universo, el símbolo más importante de la Francmasonería moderna, no sólo porque es el fundamento de la tolerancia, que permite la libertad de tendencias ideológicas en el seno de la Orden, sino porque brilla en todas las Liturgias del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, que dirige el Supremo Consejo del Grado 33 para Colombia, además de que es un requisito previo de todos los trabajos del masón, los cuales se dedican a la gloria de este principio cardinal.


De entrada es necesario recalcar que en Masonería, Gran Arquitecto del Universo es un principio simbólico y no necesariamente teológico, que nos debe servir de modelo en el pulimento permanente de la piedra bruta, porque el ser humano es un proyecto inacabado, con perspectivas de perfeccionamiento, idea ésta consustancial con el planteamiento de Serge Hutin cuando dice que ““El hombre es un Dios en potencia que puede desarrollar sus poderes de manera ilimitada” .


Entendida de esa manera, la dimensión simbólica de Gran Arquitecto del Universo trae como consecuencia que en la Augusta Institución caben todos los seres humanos libres y de buenas costumbres, sin distingos ideológicos o de creencias, incluyendo a los materialistas filosóficos, que consideran que la causa primera es la materia. Es decir, la sagrada energía que generó al mundo y generó la vida.


Es de anotar que cada masón tiene la libertad de interpretar este símbolo acorde con sus ideas filosóficas o religiosas. De tal manera que esa es la razón por la cual en la Augusta institución conviven fraternalmente los deístas, los teístas, y los ateístas, “considerándose en este último caso el Gran Arquitecto como expresión abstracta de la Ley Suprema del Universo”.


El principio simbólico Gran Arquitecto Del Universo permite que el masón profundice cada vez más en sus propias convicciones y creencias, que deben ser toleradas por los demás hermanos de otras creencias. En ese proceso se va nutriendo la independencia de criterios, como forma que utiliza el libre pensador para pulir la piedra bruta, trabajo éste que se realiza penetrando intelectualmente en los distintos niveles de significación de los símbolos, los cuales se van comprendiendo en la medida en que nuestros ojos espirituales se abren frente a la luz masónica, que es la luz que debe iluminar al mundo profano y no viceversa.


Pero la realidad práctica de la masonería nos enseña que “el Gran Arquitecto no es únicamente un símbolo abstracto, sino un dios viviente, la Causa del ser, Creador o constructor del mundo…” , según el diccionario Akal de la Francmasonería.


La argumentación de esta tesis está basada en ejemplos y explicaciones fundamentadas en las Liturgias, las cuales determinan la forma y el contenido de las ceremonias dramatúrgicas de los grados masónicos del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, que van del 1° al 33°.


Veamos algunos ejemplos:


Una de las condiciones para que un profano ingrese al Templo Masónico es que responda a la pregunta: “¿Creéis en la existencia de un Principio Creador?” . La respuesta a esta pregunta no puede ser negativa, porque quien se inicia en la Masonería debe construir el templo espiritual bajo las leyes de su Maestro Constructor o Gran Arquitecto del Universo . Además, si la respuesta es negativa, entraría en contradicción con las palabras del Venerable Maestro, que complementan la respuesta del profano. Dice entonces el Venerable Maestro: “El convencimiento de que lo creado es el efecto de una CAUSA PRIMERA, parece un hecho irresistible al espíritu humano, hijo de la razón.” Y más adelante agrega que los hombres de las primeras edades o algunas tribus salvajes no tenían idea de esa causa primera o Dios, en lenguaje profano; “…pero el hombre civilizado, de modo casi universal, se ha creado la convicción, que es ya una necesidad de su espíritu, de que existe un PRINCIPIO ABSOLUTO Y ETERNO, que rige las leyes de la naturaleza y al cual llamamos los MMas:. G:. A:. D:. U:.”.


Pero la Masonería no sólo habla de Gran Arquitecto del Universo. También nos habla directamente de Dios.


En la Liturgia del IV Grado, el Orador de esta Cámara Capitular dice: “Yo, el Señor tu Dios, te he sacado de Egipto, donde permanecías prisionero. No adorarás otros Dioses, ni harás otros Dioses, ni harás imágenes de barro, ni nada que lo represente en la tierra, en el cielo ni en el mar, ni le rendirás adoración ni les servirás”. El masón acucioso, movido por el deseo de aprender y por tanto de pulir la piedra bruta, debe confrontar estas palabras de la Liturgia del 4° Grado. p. 19, con las palabras del Éxodo. Cap. 20, versículos 2-4.


Más adelante dice el Orador: “No venerarás ídolos, ni harás ídolos de oro, ni profanarás el santo nombre de Dios jurando en vano”. Estas palabras, que se encuentran en la página 19 de la misma Liturgia Masónica, deben confrontarse con las del Éxodo. Cap. 20, vers. 7.


En la Liturgia del Grado 30, el presidente de esta Cámara filosófica dice: “Dios omnipotente que nos miras en todas partes; tú a quien debemos la existencia y la razón; tú, que has querido que goce el hombre de todos los bienes que pusiste a su alcance, dígnate ayudarnos, porque nuestra esperanza está en Ti” .


En el Grado 33 la Liturgia dice: “¡Oh Grande y Eterno Dios! ¡Padre de la Luz, de la vida y de los mundos! Arquitecto Supremo que desde tu trono de celestial pureza ves a todos los pueblos de la tierra: Oye y acepta las plegarias y súplicas de tus indignos siervos… graba en nuestros corazones el conocimiento de tu palabra, y permite que el objeto de nuestra Institución pueda ser dirigido por los principios de la virtud y de la justicia” .


Y como si esto fuera poco, en el ceremonial de Pompas Fúnebres masónicas, el Ven:. Maestro dice: “El hombre viene de Dios, vive en Dios y vuelve a Dios” . Todos los hermanos que toman parte en la ceremonia repiten esas palabras.


No se puede negar que la masonería tiene un Dios, pero la masonería no es una religión. Es de resaltar que las religiones no son más que formas ideológicas que han producido los hombres como una necesidad histórica del medio en donde han florecido, orientadas a la búsqueda incesante de Dios. De esa búsqueda de Dios, condicionada por las circunstancias, han surgido todas las religiones positivas, las cuales consideran que los dogmas que constituyen su doctrina son producto de la revelación. Hablar de revelación implica dogma, porque la revelación en teología es la manifestación de Dios a los hombres para comunicarles un conjunto de verdades inmutables o de mandamientos. En cambio la masonería, como escuela de formación de tipo racionalista, no contempla la revelación, ni los conceptos de pecado, redención o resurrección material, por considerarlos de carácter irracional. El Dios de la Masonería, como causa primera, se basa en la razón. Pero este concepto es solamente trascendental, es decir es un ser real, pero que no se puede determinar de manera específica como hacen las religiones. En este sentido, la masonería tiene afinidad con los deístas , mientras que las religiones son teístas. Los deístas representan este ser meramente como causa y principio del universo, mientras que los teístas, lo reconocen como autor del mundo. De ahí que el Gran Arquitecto puede llegar a identificarse por algunos masones como una Ley en el sentido natural del término. Ese sería su principio creador.


Ahora bien: reconocer la existencia de un principio creador no impide para nada que la masonería se apoye en la ciencia y el humanismo, como lo dice la Liturgia del Grado IX cuando afirma: “Porque así como el Sol con su luz material libra al Universo de las tinieblas en que le envuelve la oscuridad de la noche, nosotros con el fanal de la Ciencia y la Virtud le libramos de la ambición, que con su falaz hipocresía extiende sobre él el negro manto de la ignorancia” .


Conclusivamente se puede afirmar que la masonería tiene un Dios al que los masones llaman Gran Arquitecto del Universo. Este símbolo permite que en la Augusta Institución puedan convivir seres humanos de todas las creencias, incluso los ateos, porque se entiende que un ateo si es apasionado por el saber, el bien y la virtud, y no se mezcla con la maldad de este mundo, sino que la combate, ese ateo está puliendo la piedra bruta con el modelo de su Dios. Por eso la Masonería es tolerante, por eso lucha contra el oscurantismo y el dogmatismo, ofreciendo toda la libertad para que cada masón penetre el símbolo según su propia capacidad intelectual y sus convicciones individuales. En consecuencia, la masonería no puede ser dogmática y mucho menos una secta, porque siendo una Escuela Racionalista de Librepensadores, nadie está obligado a seguir las ideas de otro de manera irreflexiva, como sucede en las sectas religiosas.